viernes, 6 de marzo de 2009

No puedo vivir sin música....

No sé como antes no había reparado en ello. Pero es que la música acompaña mi vida. No la concibo sin ella. Forma parte de mi de un modo paralelo. La siento mía. Parece una reflexión simple... sin embargo resume una gran parte de mi estado de ánimo. Como aquel anuncio del Clio en la que aquel tío se ponía a llorar al escuchar en el cd de su coche "Alone again".... pues algo parecido me sucede a mi. Si estoy de buen rollo me lleno con cualquier canción cañera, y entonces Muse, o Led Zeppelin o incluso Infadels me dan una fuerza sobrehumana. En cambio, si estoy triste, o melancólica, tiro de algo más romanticón e incluso llorón, y dejo que las notas invadan mi alma hasta lo más profundo..... Desde Stereolab, a Smashing Pumpkings, o David Bowie,.... cualquiera sirve.... Ahora, eso sí, cada uno tiene su momento determinado. ¿Y cómo se determina ese momento? ¿Qué extraño mecanismo de selección natural es el que escoje cada mañana, cuando me subo a mi Scenic, el tipo de música que necesito escuchar? Pues depende.. ¿De qué? Del momento, de si ese día va a ser especial por cualquier causa, o si hay algún acontecimiento esperado, o si simple y llanamente me levanto de la cama con ganas de saltar y bailar... y entonces se desata mi pasión musicalera. Canto, bailo, chillo hasta más no poder y mientras hago todo eso solo existe la carretera, el grupo de música y yo. Es una unión poderosa e intensa. Me eleva hasta lo más alto y a veces me deja allí un buen rato... No se puede explicar... Se tiene que sentir y que vivir.... Lo cierto, es que, es una terapia maravillosa. Sueltas adrenalina a mansalva! ¡¡¡¡ Te sientes viva!!!! Y desde ese momento, afrontar el resto del día parece algo fácil, incluso deseable. A veces, llego a engancharme tanto a esos momentos en el coche, que estoy deseando volver a meterme para vivir de nuevo esas sensaciones.... No tiene comparación....Quede aquí esta reflexión para expresar una vivencia sencilla pero llena de pasión y de ganas de vivir!! No obstante, no me parecería justo acabarla, sin agradecer a mis mentores en la buena música: mi pareja, al que le debo toda mi cultura musical, en lo que a blues y rock se refiere, y a mi buen amigo Juanki, al que le debo el resto, que se compone básicamente del resto de música que atesoro en mis fueros internos, y que me pone al día en lo que a novedades se refiere..... Desde aquí, mi más sincero agradecimiento a ambos.......Sin vuestras aportaciones mi música no sería lo mismo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Polos positivos, polos negativos.

Empujada por mi buen amigo Juanki, reinicio hoy este blog olvidado, que pretendió en su momento servir de desahogo, así como de inspiración para un posible futuro literario. De entrada, la cuestión era empezar por algo. Daba igual lo que fuera. Había que "estrenarse". Entonces fue cuando me vino a la mente una frase que siempre dicen los escritores "hay que escribir sobre lo que mejor se conoce". Por ello, hablaré de una técnica que estoy utilizando últimamente, y que verdaderamente funciona. Se llama "sofronización caycediana" porque fue un tal Doctor Caycedo el que la inventó. ¿Qué cómo surgió todo esto? Pues bien, una que es muy dada a las crisis de ansiedad, las angustias y las taquicardias, cuando algo sale de fuera de mi control, en octubre de este año pasé otra de esas etapas nerviosas, de no poder dormir, de tener un dolor constante en el estómago por culpa de los nervios y de pasarlo realmente mal cuando tenía una taquicardia. Por lo que acudí a mi doctora, una tía muy maja, que visita en Rosas, y que me va conociendo ya, y sabe de qué pie cojeo. Ella me propuso empezar con esta técnica, y me aseguró que me iría muy bien para todo esto que me ocurre. Así que le hice caso y empecé. Al principio, no era más que relajación general del cuerpo y de la mente, y poca cosa más. No obstante, en cada sesión, se incidía mucho en la importancia de activar la parte positiva en la mente. Pensar en cosas positivas, hacerlas presentes, creer en uno mismo y apreciar las pequeñas cosas del cada día. Y parece una tontería, pero no lo es. En absoluto. Lo practico cada día y me funciona. Procuro disfrutar más todo lo que hago (básicamente del trabajo), la gente con la que estoy (sobretodo con mi familia, que me dan mucha fuerza para sobrevivir), y de esas cosas tontas, a las que no se dan importancia, pero que te hacen feliz y te dan satisfacción. Y es que una ha sido siempre muy negativa, y no sé si por eso, o por otras cuestiones, he tenido siempre mucha mala suerte. Me han salido muchas cosas mal, y eso a lo largo de los años, hace mella. Así que me he propuesto cambiar. Sí, sí, cambiar. No de forma de ser, no de forma de actuar, nada de eso. Sólo positivizar más mi existencia. Decir más veces que sí. Aceptar más las cosas como son, y no enfadarme por aquello que no tiene remedio. Así es que últimamente procuro vivir. Y puedo asegurar, que cuando llevo varios días seguidos tomándomelo en serio, y aprovechando al máximo, las noticias que recibo de mi entorno, y las pequeñas cositas que voy haciendo me salen bien. No hablo del rollo "energía cósmica" o que todos pertenecemos a un solo ente, o gilipolleces de ese estilo. No. NO pretendo ser mística. Para nada. Sólo, observo, tras la experimentación de algo sencillo, como es buscar el buen rollo desde dentro, y no esperar a que te venga de fuera. Eso es, simple y llanamente. De momento, aún llevo poco tiempo, pero a la larga, se me ha asegurado que da mucha confianza en una misma, y sobretodo, tranquilidad. A ver si con estas podemos de una vez matar al fantasma del estress que revolotea a mi alrededor cuando menos lo necesito

lunes, 21 de julio de 2008

37 años y 7 dias.

Hoy, a la edad a la que hace alusión el título, empiezo a escribir mi blog, más a título personal, más a modo de recordatorio que como una ventana al mundo cibernético. Tal vez, con el tiempo, me atreva a comunicar a las personas cercanas esta decisión y las haga partícipes de mis pensamientos.
De momento, sirva la presente para continuar una especie de diario, que hace décadas dejé colgado y que quisiera reemprender, para cuando sea viejita poder rememorar y sobre todo recordar mis inquietudes. También debería servir como desahogo interior, por aquello de que a veces la palabra escrita es más recurrente que la hablada (además, deja impronta) . Y por último, y no por ello menos importante, para que sirva de trampolín o de lanzadera para cumplir uno de esos sueños tontos, que una tiene desde que era una niña: Escribir. Narrar. Explicar alguna cosa importante (o no) que llegue a tocar una parte del alma. Tal vez, las dos primeras, con un poco de práctica, sean fáciles de conseguir. Lo que no se si llegaré a lograr la tercera. Al menos se intentará. De momento, quede constancia aquí de que ese va a ser uno de los objetivos. Y si no se cumple, al menos se procurará ser un poco metafísica y ahondar en lo verdaderamente importante de la vida, que el día a día nos hace olvidar y esta sociedad acaba por enterrar del todo.